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Tillandsias: las plantas del aire


Sus curiosas formas de alien, sus rígidas hojas recubiertas por una afelpada pelusa gris, sus flores en forma de espiga de colores, pero, sobre todo, sus hábitos aéreos, hacen de las tillandsias unas plantas fascinantes. No necesitan tierra para vivir, obtienen del aire todo lo que precisan.

Como bromelias que son, las tillandsias pueden vivir apoyadas o colgadas de las ramas de los árboles, y en su caso incluso suspendidas de un cable. El aire libre es su medio natural, y su lugar ideal, como buenas epífitas que son, un tronco, unas ramas o una roca al cobijo de un árbol cuyo follaje filtre la luz del sol. Pero también viven bien dentro de casa, siempre que se les procure un sitio luminoso y buena ventilación.

Ya que no necesitan tierra, dan mucha libertad a la decoración viva: permiten formar grupos en el centro de una gran fuente con velones intercalados; lucir sus rosetas en forma de erizo sostenidas por un alambre o una espiral sujetos a una peana, e incluso colocarlas dentro de un recipiente de cristal, una copa o una bola transparente, aunque en este caso solo por unos días, ya que como buenas plantas aéreas necesitan mucha ventilación y sufren con el encierro. Al aire libre lucen de maravilla sobre el tronco de los árboles, en tiestos o sobre rejillas enmarcadas. Últimamente incluso se utilizan en jardines verticales, a los que aportan la ventaja de no necesitar ni tierra ni riego. ¿Cómo viven las tillandsias? Estas curiosas plantas provienen del continente americano, desde el sur de Estados Unidos —donde es típico ver en los árboles las largas barbas grises de las Tillandsia usneoides (el musgo de España)— a Chile y Argentina. Es el género más extenso de bromelias, con más de 600 especies. Las de hojas más verdes proceden de las selvas, como la Tillandsia cyanea, con su llamativa flor en forma de ancha espiga de brácteas rosadas de la que surgen florecillas lilas. En cambio, las de hojas grises son oriundas de las zonas semiáridas, como la elegante Tillandsia xerographica, nativa de Guatemala, El Salvador y el sur de México. Las raíces que exhiben estas plantas solo les sirven para adherirse a la corteza. Para absorber el agua del rocío y la lluvia y las sustancias disueltas en ella que necesitan para vivir, se valen de los tricomas que revisten las hojas, esas pequeñas escamas que dan a las tillandsias su característico color grisáceo. Su ciclo de vida suele abarcar entre 10 y 18 meses, al cabo de los cuales emiten una flor generalmente de color brillante, que puede durar semanas e incluso meses. Al perder la flor, las tillandsias producen uno o dos hijuelos; así, en pocos años, habrán formado enormes bolas compuestas de numerosos ejemplares. Muchas de ellas incluso cambian de color cuando van a florecer tomando un tono rojo espectacular, como la Tillandsia brachycaulos. Son de lento crecimiento. CÓMO CUIDAR LAS TILLANDSIAS • Al aire libre Las tillandsias deben situarse en un lugar luminoso y sobre todo con buena circulación de aire, pero siempre a salvo de la luz directa del sol. Soportan hasta -7º (zona 9). Con la humedad atmosférica y el rocío se mantienen perfectamente sanas y robustas. En épocas de mucho calor se deben pulverizar con agua no calcárea o regarlas con una manguera en forma de lluvia. En principio no necesitan abono. • Dentro de casa Si se cultivan de puertas adentro lo apropiado es colocarlas cerca de una ventana que deje entrar mucha luz. El riego ha de ser acorde a la relación entre temperatura y humedad de cada época del año. Como regla general, bastará pulverizarla dos o tres veces por semana con agua no calcárea. Se pueden fertilizar una vez al mes en invierno y cada 15 días en verano, pero siempre en una dosis baja (una cuarta parte de lo habitual). • Qué hacer si se deshidratan Si se ven deshidratadas conviene dejarlas en remojo en un cubo (no más ocho horas seguidas). Se deben escurrir poniéndolas del revés, sacudirlas y colocarlas de vuelta en su soporte. Es importante que no se acumule agua en la base de la roseta. • Precauciones con el riego Las de hojas muy finas, como la Tillandsia tenuifolia, necesitan riegos más frecuentes que las de hojas gruesas. Las de forma bulbosa deben colgarse hacia abajo o de lado, ya que son muy sensibles al exceso de humedad.

Fuente: verdeesvida.es


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